I
La
lluvia me tomó por sorpresa.
En
medio de la calle,
sin
paraguas.
En
medio de una tosecita incómoda
y
un pañuelo que jamás te devolví.
Había
que tocar madera
para
que lo nuestro durara,
y
yo te toqué a vos
que
eras el árbol
donde
quería que florecieran mis nidos.
II
Una
moneda.
Una
moneda debería haberte dado
a
cambio de ese pañuelo
que
conservé
como
un trofeo de amor.
Como
el botín de un tiempo
en
el que el viento temblaba
cuando
yo me soltaba el pelo
y
vos me caminabas el cuerpo
con
paso de conquista.
III
Besar
es un verbo que no conjugo
en
las inmediaciones de tu boca.
Llover,
sí.
Lluevo
todo el tiempo
en
la comisura de tus labios,
en
la llanura atontada de las sábanas,
en
el amor que se desdice.
Llover
o llorar
es
casi lo mismo.
IV
La
lluvia me tomó por sorpresa
pero
no busqué
un
lugar donde resguardarme.
Me
quedé quieta
esperando
que el agua
empapara
el pañuelo
y
me lavara de vos.
V
Parada
bajo la lluvia,
tiesa,
como
una flor de cobre,
agité
tu pañuelo
para
decirnos adiós.
Una
moneda debería haberte dado.
Tocarte
árbol no alcanzó.
¿Qué
será de mis nidos
con
esta tormenta que no para?
Arte: "Thunder rain", Selenada
No hay comentarios.:
Publicar un comentario