domingo, 27 de octubre de 2019

VERANO DEL ‘81



VERANO DEL ‘81


“Our life together is so precious together
We have grown, we have grown”
“Just like starting over”, John Lennon


La bikini roja heredada de mi hermana
me quedaba pintada.
Cinco años me separaban del mar:
cinco años que habían redibujado mi cuerpo,
afinado mi cintura,
reventado como geranios en la euforia de los pezones.
Era una sirena varada
en una terracita de Avellaneda.
Viuda de padre y huérfana de agua.
No me importaba: el sol era el mismo.

Había cumplido trece años.
Me había despedido de la maestra,
del Manual del Alumno Bonaerense,
de los chicos que me gustaban,
del agridulce tic tac de las muñecas.
Había cambiado mi corte de pelo.
La bikini roja heredada de mi hermana
(mi primera bikini)
era una declaración de independencia certificada
con mi sangre primogénita,
un adiós soberano
a la tiranía de la infancia.

Tenía trece años,
la mirada legible,
una bikini roja,
el último disco de John Lennon.
Dos o tres muñecas que habían perdido mis favores.
Un puñado de chicos que me gustaban
olvidados en un pupitre de la escuela primaria.
Creo que lo único que conservo
de aquel verano del ‘81
es el disco de John.
Ni la bikini,
ni la cintura,
ni los ojos intactos
sobrevivieron al trajín de la vida.
Pero no me importa.
Hace rato que no me importa.

Porque todavía me vuelo a la terraza cada tanto
y el sol
(ese animal amarillo que come de mi cuerpo cada verano,
y canta en mi boca su salmo de luz)
sigue siendo el sol.
El único e imperturbable sol.
Sigue siendo el mismo.


Arte: "Bikini", Claire Noh

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