PRETTY IN PINK
Prólogo
La infancia
es un territorio de contornos indefinidos. De contornos, no de colores. Raquel
Fernández, mi hermana, me/nos nos/me
lleva a los contornos indefinidos de la infancia teñida de colores múltiples
pero, como si fuera la suma de todos los colores, uno solo prevalece: el rosa.
Y ¡ay! no fue rosa nuestra infancia.
Entonces entre la indefinición, los contornos y las contradicciones, aparece
una mujer que fue nena, que fue adolescente, que es mujer, que amó y que ama,
que sufrió y que sufre, que se desnuda para que nosotros, sus lectores,
fraternales como es mi caso o no, podamos descubrir la maravilla de las letras
de Raquel que sí tienen contornos definidos.
Yo, que
nací grande, que no tuve infancia, no pude evitar hamacarme en cada verso para
volver a esos años en los que, a pesar de ser apenas mayor, ella tenía que ser
como yo y yo tenía que ser como alguna ilusión cultural, ancestral, atávica.
El rosa no
es definitivamente mi color preferido. Y hay tantas infancias como niños y
niñas hay. Pero no sé si hay tantas infancias como colores hay. Pintar de rosa
sus primeros años habla de una mujer que pudo trascender el dolor sin sacudir
el pelito y salir pa’lante, sino metiéndose y hurgando para renacer
reconstruida en cada uno de los versos de sus poemas.
Raquel es
mi hermana menor.
La quiero.
Y es buena. Es mejor.
Profesora Cristina Fernández
PRETTY IN PINK
Prólogo
Pretty in Pink es un poemario
donde su autora nos concede introducirnos en la
intimidad sin camisón de sus orfandades, de la codicia y el frío. Del dolor que
rompe e irrumpe drásticamente en su infancia, para marcar el rumbo de su
destino quedando a las malas de un dios en el que no cree y quiere creer y se
pregunta (desde la distancia con que ve el egoísmo de su abuelo paterno), para
qué una tele color si el hambre y los dibujitos animados eran monocromáticos.
Raquel persiste en recurrir
(lo necesita), a los pájaros y mariposas porque sus alas son el vehículo para
soltar sus fantasmas con sorprendentes
metáforas envenenadas de belleza, ironía y mordacidad. Sus poemas ríen con
profundo sarcasmo su risa más dolorosa con finales abruptos, inesperados y
eficaces.
La
utilización de personajes de películas, actores, cuentos infantiles, novelas, son recursos que le permiten desde el lugar de tercera persona, expresar sus
frustraciones, su bronca, su soledad de sal sobre la piel ardiendo y, desde ese
mismo lugar cae, se rompe, viste de rosa, se recicla. Renace.
Este
libro de Raquel, confesional y
perturbador provoca, desde la causticidad, la sonrisa oportuna que otorga tiempo para
inspirar profundo y sacarnos del ahogo extraordinario, con una traqueotomía a
pico de pájaro o aguijones de estrellas de algodón.
Una
obra para sentarse a la falda de sus poemas sabiendo que, si de Raquel
Fernández se trata, difícilmente puedas levantarte sin acariciar los bordes de tus propias, sangrantes, cicatrices.
Mónica Angelino
Poeta, Gral. Rodríguez
Gracias por otorgarme el honor de ser parte de tu libro. Te admiro!
ResponderBorrarMónica
Gracias infinitas a vos!!!!
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