SUCEDE EL HAMBRE
A Néstor, a Oscar, a
tantos
“El hambre es el primero
de los conocimientos:
Tener hambre es la cosa
primera que se aprende.”
Miguel Hernández
En otras bocas,
en otros cuerpos injuriados
por látigos de humo,
en otras vísceras cayendo
de rodillas,
sucede el hambre.
Sucede puntualmente,
con infalible cadencia
de almanaque.
Sucede cada día.
Acampa en los orígenes
del alba,
se acuartela en la noche.
Cubre su desnudez de
luna agria
con un tendal de moscas.
El hambre
es una mordedura de
gusano,
una pisada de corcel
siniestro,
un zarpazo de lobo.
Es un estómago y su
ruido de cenizas,
su ruido de pájaros temibles
riñendo con la nada.
Nosotros,
correctos hasta el
tuétano,
pagadores de impuestos,
católicos, apostólicos,
romanos,
un poquito cristianos,
dormimos con un pan bajo
la almohada
y otro pan bajo el
brazo.
Pero el hambre sucede.
Sopla su aire viciado
en el desvelo austero de
los huesos.
Nos duele casi nada,
algunas veces,
como una media sonrisa
de alfileres.
Pero si trae la muerte
de la mano
nos duele casi tanto.
Arte: "Juanito durmiendo", de la serie "Juanito Laguna", Antonio Berni
Al hambre. Eterna vergüenza de este mundo nuestro.
ResponderBorrarNiño con hambre.
Si la luna tuviera
pechos de madre...
Qué palabras tan bellas, María Socorro! Ojalá laspalabras pudieran paliar tanto dolor.
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