INTERRUMPIDAS
Comentario de contratapa
Hablar de Interrumpidas es hablar de un libro que me ha herido y que tal vez me seguirá doliendo por mucho tiempo. Gira mi pensamiento alrededor de una llaga supurante de vidrios rotos e intenta explicarse el porqué de un útero de piedra. Nunca había leído un trabajo como este. Raquel aquí es poeta, médium y testigo; es la voz sonámbula, el lamento, la mano que quita el polvo al caso no resuelto y exhibe el suceso con toda la belleza y la delicadeza de la que es capaz su palabra.
He sentido, desde el primer poema, que recorro
monólogos entrecortados, voces en trance. Se sumerge la poeta y hunde al lector
en el dramático suceso a través de imágenes poéticas que ilustran el dolor con
precisión y belleza impecables; lo ancla en ese espacio subterráneo habitado y
deambulado por estas criaturas inocentes, desprevenidas, impotentes, que siguen
arrastrando sus tragedias. Cuánto dolor, cuánta tristeza se ha posado una y
otra vez en su alma para que fuera posible que estampara en este libro un
laberinto de huellas distintas -todas interrumpidas- del que es tan difícil
salir ileso.
La poeta siente una empatía genuina por la víctima,
piensa en su edad y sus condiciones, se involucra, la defiende y la reivindica;
ella realmente siente a aquella joven que se
asumía destinada a la vida y
que no había aprendido
a desnudarse, y
comprende aquel amor que tal vez fuera un
apóstrofe sagrado que planea esquivando derrumbes.
Carayaca, Venezuela, 22 de enero de 2015
Damarys González, poeta y artista plástica
Damarys González, poeta y artista plástica
Así es realmente "interactúa" con las victima y la muerte
ResponderBorrarUn abrazo enorme, Carmen!
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