Alejandra Pizarnik, la talentosa poeta argentina, consideraba que
el poeta era el gran terapeuta. Para
ella, escribir un poema implicaba reparar
la herida fundamental común a todos los hombres, exorcizar, conjurar. Convocar lo mágico para evitar que el dolor
sucediera. “Venérea”, poemario de Vladimir Jantus Castellli de sugestiva belleza,
cumple holgadamente con las premisas enunciadas por Alejandra. Adentrándose en
una búsqueda lírica trascendente y
valiéndose de exquisitas imágenes, que dan cuenta de la palabra
trabajada con esmero de orfebre,
Vladimir ayuda a reparar la llaga colectiva; restaña nuestras heridas restañando las suyas.
En un panorama poético en el cual las palabras están, muchas
veces, vacías de sentido, y se amontonan desordenadamente en un remedo de
poema, “Venérea” se destaca por su claridad
y coherencia: cada composición del libro es un Universo en sí mismo, fácil de
aprender y aprehender, fácil de amar. Vladimir nos ofrece, en cada uno de sus
trabajos, aquello que reclama para sí: “dame las uvas/ las ropas/las burbujas/ dame
el vino de las fiesta/el que beben los mendigos/ los espejos/ las ciudades/dame
viajes/ travesías/músicas/orgías (…) dame las voces de los pájaros/la lengua de
los animales/lo indescifrable”. Su generosidad poética es conmovedora.
Haciendo
gala de un claro manejo del lenguaje, de una sensualidad madura, de una
intensidad poco común y de una ternura que sorprende, Vladimir Jantus
Castellli logra un poemario inolvidable. Emprender la lectura de “Venérea” es una experiencia que deja
huella. Es, tal como lo diría el poeta, “la
suave sensación de estallar en partículas”.
Raquel Graciela Fernández
Diagnosticada de depresión... no tomé absolutamente nada... tres horas de sueños... tres estudiando, 150 km para ir y venir del trabajo, la casa, la comida... Todas las tareas de una ama de casa con dos hijos... Sé que si no hubiese cogido papel y pluma hoy solo tendría sobre mí un epitafio... He leído poesía después de escribir ciento de ellas, he leído a mis hermanas, muertas y todas han partido a la otra vida después de pasar mi mismo infierno... Hoy por hoy me siento superviviente de... Gracias a todas ellas, a ti...
ResponderBorrarLa palabra sana. La poesía sana. Y vos sos una leona!
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