MADRE
I
Un coágulo de insomnio,
un revoltijo de humedades
rosarios de plástico,
máscaras usadas hacia afuera,
hacia adentro
(la mentira como ilusión
y un útero
en hilachas que no sabe
cómo
parir la Muerte).
II
Camina la vigilia,
corre de suicidio en suicidio,
resucita en el recuerdo,
en la boca
inexperta reclamando
los jazmines del pecho.
Se deja caer,
abatida,
por una ráfaga de estrellas.
III
Ella nunca va a irse,
ella nunca va a subir a un taxi
para alejarse de la grieta que devora
el peligro de vida.
Ella va a quedarse velando un cadáver de
niebla,
el perímetro invisible de un cadáver
que será eterno en una cama donde pronto
lloverá la tristeza de otro cuerpo.
IV
Intersección entre el desmayo y la sombra,
la Muerte espera, también, ser devorada
como una novia de estreno.
Ella abre la boca, enorme,
para gritar “Hija”,
y se traga esos huesos,
ese corazón de hollín,
ese tumor de abismo.
V
Deshabitada para siempre.
Despoblada, despojada, desvalida.
Ni viuda, ni huérfana: madre rota.
Arte: Herbert Baglione
3º
Premio Certamen Poético Nacional “Poeta Oscar Herrera", SADE Filial Sáenz
Peña, Sáenz Peña, Chaco (2014)
Poema publicado en la Revista "Palabras Diversas" Nº 51
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