SEÑORAS
DECENTES
era
mala como la madre,
era
puta como la de acá a la vuelta,
era
loca como la que le da de comer migas de pan a las palomas
(y las
palomas le cagan la vereda,
y eso
es un asco,
un asco
como la panza de esa pibita
que no
debe tener ni diecisiete,
como el
tatuaje de ese pibito
que
seguro anda en la droga).
Nosotras,
por suerte,
no
somos malas, ni putas, ni locas.
Los
pájaros ni se nos acercan
(nuestras
veredas están impecables).
Tampoco
se nos acercan los magos
ni las
gitanas quiromantes.
Nosotras, por suerte,
estamos
del lado correcto de la vida.
El lado
ordenado.
Nuestros
nombres no jadean,
no
tejen y destejen
poemas
de saliva.
Nuestros
hombres están bien guardados
bajo
siete llaves de hastío.
Nosotras
somos justas y equitativas.
Democráticas.
Decentes.
Centradas.
Ni
poemas, ni magos, ni palomas.
Ni sexo
a los diecisiete
(era puta, te dije que era puta).
A lo
sumo,
alguna
telenovela de una actriz mexicana
demasiado
aniñada para tener cuarenta.
A lo
sumo,
algún
pasquín de cuarta
cuando
se suicida un famoso.
Nosotras
somos señoras decentes:
los
pies en el barrio
y en el cielo, nada.
Arte: Twan de Vos
Justas y centradas a lo justo y lo asumo pero el cielo solo en el pensamiento...
ResponderBorrarUn abrazo, Gata, y feliz domingo!
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