ROJO
Ese hombre me toca
y todo es rojo.
Ese hombre me pone la mano encima
y las frutas revientan, sudorosas,
en el tibio boscaje de mi sangre.
Ese hombre enciende las bujías
de mis labios secretos.
No busca entre mis piernas
pero encuentra
un breve paraíso
suspendido en el temblor de los sentidos
más allá de cualquier zona vedada.
Ese hombre me toca
y desata los lazos
del templo incontinente de la carne.
No me deja palabras
para nombrar lo amado y lo perdido:
en la cárcel de dicha que me imputa
la memoria se apaga.
Ese hombre me toca
y todo es rojo.
Un largo destino rojo
donde apuntalar la semilla del alba
dormida en mi garganta.
Arte: Tamara Lempicka
Del poemario "Todos los hombres que me amaron", Ediciones Literarte, 2012
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