sábado, 19 de abril de 2025

MI MADRE NO VOLVERÁ A VER EL MAR


 MI MADRE NO VOLVERÁ A VER EL MAR

 

Antes de la gran muerte,

la definitiva,

hay pequeñas muertes cotidianas,

renuncias imperceptibles,

mínimas claudicaciones.

 

Mi madre no volverá a ver el mar.

Una pequeña muerte

vacía de caracoles y algas.

Una renuncia involuntaria

a la casa soleada del verano.

 

Los ojos de mi madre

se quedaron sin gaviotas.

No sé  si ella lo sabe.

No sé si lo comprende.

Su paisaje se redujo

a la blancura espectral de las sábanas,

al beso amargo de las píldoras,

a el ocaso brutal de la memoria.

 

Yo quiero regalarle el mar

a los ojos de mi madre.

Les hablo del azul,

de la sal,

del viento desnudándose

en la cadencia de las olas.

Les hablo de los peces.

Pero es inútil.

Mi madre no volverá a ver el mar.

Ni a saberlo.

 

Otra pequeña muerte

que la atraviesa

como el alfiler mezquino atraviesa

el cuerpo de una mariposa.

Un prefacio de la gran muerte.

La total.

La definitiva.

 

 

 

Arte: Alesia Habovych


Hasta siempre, mamá.

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