ÉL VINO
Él vino.
Vino con sus preguntas
a rehacer mis límites.
A tumbar cualquier sueño
que siguiera de pie
con su olor a sexo empedernido.
A remover las algas.
Él vino.
Con sus insectos de zumbidos ásperos.
Como otro intento de humedad.
El lomo partido
por un rayo de luz.
Yo no sabía la edad de mi deseo.
El hambre era una costumbre mansa.
A veces me soltaba el pelo,
pero las mariposas no venían.
Él que vino fue él.
Con su miel hecha harapos.
Yo no sabía nombrarme el cuerpo.
Él lo tocó y le colgó palabras.
No sé si duro un día o un siglo
Pero él vino.
A oficiar de horizonte.
A ponerme
para siempre en sospecha.
Pero él vino.
A oficiar de horizonte.
A ponerme
para siempre en sospecha.
Arte: Veronica Vilsan
Del poemario “Todos los hombres que me amaron” (2012)
Hola, buenas tardes.
ResponderBorrarTengo en mi escritorio un libro
"De la palabra y otras profanaciones"
de Graciela Fernández
Buscando e intentando llegue hasta aquí.
Sabes algo de él?
(Ediciones filofalsía...
se terminó de imprimir
en enero de 1988).
Hola! No sé nada del libro. Es una coincidencia de nombres nada más. Abrazo y buena semana.
BorrarTranscribo las dos primeras páginas:
ResponderBorrarCuando vengas a buscarme
ya me habré unido a la noche
quiero decir
que un éxtasis de ojos asesinos
separa el miedo
del silencio
¿Pero acaso
tanta ausencia
no es el sitio exacto de la oración?
Ahora mi cuerpo
es la sombra de un dios mosca
cruzado de piernas
sobre la soledad de cada hombre
pd: Gracias por contestar. Saludos. Espero cruzarme con alguno de tus libros también.
Ojalá! Abrazo!
Borrar