EL BAILARÍN DE LA LUNA
“Todos responden a la Necesidad. Oh , ese alarido sinfónico de mil voces que se esconden, el grito de la propia Necesidad, la entidad, el observador silencioso, algo que está frío y quieto, que se ríe, el Bailarín de la Luna.” – Jeff Lindsay, “Darkly Dreaming Dexter”
La muerte es circular
como la ronda de la golondrina:
empieza en él,
termina en él.
No es el océano.
No es cielo.
Es la bestia que anhela
reconciliarse con la niebla.
El mugido que busca
una boca para huir.
Una lengua
para marcar pertenencia.
La pulsión encajada
en los bordes justos.
La mano despierta,
no duda,
es una llaga de rasgos afilados,
un buitre que se precipita.
La mano se apodera del destino.
Lo amasa,
lo amansa.
Lo encierra
entre cuatro paredes de sangre.
Desata el acero virgen:
cada vez es la primera vez.
Sin manchas en las paredes.
Sin cuerpo del delito.
Los monstruos educados
siempre recogen sus juguetes.
La noche se completa
en el jadeo
cuando una luna roja,
hinchada como el sexo
de un mendigo idiota,
estalla en todas partes.
Del poemario "La antigua enfermedad del otoño" (2011)
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