SOLEDAD
“Fue necesario todo lo que fuimos contigo,
lo que somos contigo del lado de los llantos,
para saber, viviendo, cuánta sorda tiniebla te asediaba
y encontrarnos, después,
con el transido resplandor del aire que dejaste muriendo.”
lo que somos contigo del lado de los llantos,
para saber, viviendo, cuánta sorda tiniebla te asediaba
y encontrarnos, después,
con el transido resplandor del aire que dejaste muriendo.”
Olga Orozco
Algodones rotos en las venas
y el corazón boca abajo:
así se fue la que debería haberse quedado,
así dejó en el aire
un hueco de triste transparencia,
una llaga puntual como un relámpago.
Roja de sangre pero blanca,
como la Reina Blanca,
se fue fundando las nostalgias que no serían nunca:
la boca conspirando vapores de verano,
el vivero del cuerpo reventando de savia.
Ungida apenas por la ceremonia
de las cosas amadas.
Así se fue la que debería haberse quedado:
dolorosa como un juguete
que se pierde en la infancia
y se agiganta en la añoranza de unos ojos miopes.
Sin conocer el peso de sus máscaras,
ni la quemadura viva de la poesía.
Soledad Bargna fue asesinada en su propia casa, un
departamento en el barrio porteño de Caballito, el 22 de mayo de 2009. El autor
del crimen fue Pablo Marcelo Díaz, un hombre que vivía en el mismo edificio que
ella y que, a pesar de estar cumpliendo una condena por violación, disponía de
salidas transitorias. Díaz intentó abusar sexualmente de la joven y la asesinó
de 26 puñaladas. Fue condenado a prisión perpetua en 2012. Al momento de morir, Soledad tenía
19 años.
Arte: Del poemario "Interrumpidas" (2017 - 2° Edición)
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