MELINA
“Mas no pudo el débil llamado de tu vida contra pesadas puertas
aposentos malditos, épocas miserables
donde la dicha duerme sordamente su legendario olvido…”
Olga Orozco
Ella era la bruja,
la pequeña bruja.
Blanca como un grano de arroz.
Colgando sed en todas las esquinas.
Descolgando soles.
Ella era la bruja,
la pequeña bruja.
Blandiendo una lengua en defensa propia.
Crispando el iris de la buena (triste) gente
con sus libaciones de mariposa sublevada.
Alguien marcó su cuerpo
hasta convertirlo en sombra.
Alguien tatuó en su omóplato de seda
una boca cayendo de rodillas.
Ahora la muerte tiene la forma de ese cuerpo.
Ahora ese omóplato lleva en su entretela
la mueca irrevocable del sicario.
Ahora la pequeña bruja
es tan sólo
un pequeño cadáver.
Pero el pequeño cadáver sigue siendo mujer,
sigue siendo sexual,
sigue siendo estridente.
Aún una bruja rota
se merece la hoguera.
(Han encendido el fuego
los que marcaron su piel con un jadeo
brutal como un insulto,
los que no supieron recoger con gracia
las faldas del verano
y adolecen su otoño,
los que tiritan Padrenuestros rancios
cuando Dios se termina).
Melina Romero desapareció en la madrugada del 24 de agosto de 2014 cuando salía de bailar del boliche Chankanab, en San Martín. Su cadáver fue hallado casi un mes después en las inmediaciones del Río Reconquista. Por su asesinato y violación, sucedidos en medio de una supuesta fiesta sexual, no hay detenidos. Melina tenía 17 años.
Arte: Silvia Pelissero
Del poemario "Interrumpidas" (2017 - 2° Edición)
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