Un pájaro
negro
anida en
tus costillas y canta
una canción
que se vuelca en mis oídos
como un
ánfora saturada de espejos.
De noche
escucho su trino.
Dice que el
silencio
no
monopolizó tu cuerpo.
El pájaro
sabe
que
encontró un hogar.
Tus costillas fosforecen.
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