miércoles, 17 de agosto de 2022

LA DESNUDEZ DE MI MADRE

 

LA DESNUDEZ DE MI MADRE

La desnudez de mi madre me conmueve.

Es una premonición,

un espejo de futuro

donde mi cuerpo abraza

su cuota de crepúsculo.

El cuerpo.

Ese camino ancho donde la vida corre

y va dejando huellas,

escamas pálidas donde hubo peces rojos,

sudarios de hollín donde hubo hogueras,

pliegues, blanduras, grietas,

trazos temblorosos.

La desnudez de mi madre me emociona.

Con el mismo esmero con el que bañaba a mi hijo

la unjo con jabón y ternura.

Me miro en ese cuerpo,

me leo en esa historia,

en esa vasta soledad de campo abierto.

Su desnudez es el invierno

pero es, también, una manta,

una taza de café caliente,

un lugar junto al fuego.

 

Nos enseñaron a amar la belleza de los 20 años,

rotunda, empedernida.

Nos enseñaron que esa belleza era la única

(y nos pasamos la vida corriendo

detrás de un conejo esquivo,

una presa de luz que se deshizo

entre los dientes de junio,

eso que fuimos y perdura en las fotografías,

en la memoria de una noche perfecta).

Sin embargo, hay otra belleza.

Brutal. Inevitable.

Cruda

como una pintura de Lucian Freud:

la insólita hermosura que trasunta

la desnudez de mi madre

mientras enjabono su espalda con suavidad

y el agua cae sobre sus hombros

como el cielo cae

sobre el canto de los pájaros.

 

 

 Arte: Mariam Dolidze

Del poemario “El corazón de mi madre”, Apócrifa Editorial (2022)

2 comentarios:

  1. Hermoso poema! Me miro (veo) también en ese cuerpo!!!Humana y Sagrada en el Amor/ sombra y el Amor /luz habitando-la-me-nos al enveje-Ser ...Nunca mejor expresado!!!

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