martes, 18 de enero de 2022

PETER PAN ESTÁ MUERTO


  PETER PAN ESTÁ MUERTO

 

¿Cuándo supiste que Peter Pan estaba muerto?

Siempre lo supe.

La única manera de no crecer

es morir.

La única manera de que te recuerden y te amen

como a un niño eterno

(como a ese hermano mayor idealizado

que se accidentó patinando sobre hielo

y no alcanzó a cumplir los catorce)

es morir.

La única manera de no mancharse las manos

y el corazón

con el hollín de la vida

es morir prematuramente.

Conservando intacto

el dulce cosquilleo de la infancia.

 

 ¿Y qué quería con los chicos Darling?

No sé.

Quizás quería mostrarles cómo era

ser eternos en una estrella

antes de que el dolor

los tocara con sus largos dedos húmedos.

Quizás quería que tuvieran

la oportunidad de elegir

entre un adiós temprano

o una vida que decantaría en la soledad

o el tedio.

 

Quizás Peter Pan nos visitó a todos,

alguna vez,

y no lo recordamos

porque elegimos vivir.

Porque elegimos quedarnos sin estrella

y estrellar el cuerpo contra la insistencia

de los almanaques.

Quizás era ese amigo invisible

con el que teníamos largas charlas

a la hora en que las muñecas tomaban el té.

 

Claro que vivir

tiene sus cosas buenas.

Claro que crecer trae amor, y deseo,

y todas esas pequeñas flores de orgullo

que nos prendemos, victoriosos,

en las solapas del cuerpo.

Claro que vivir

también es una aventura.

 

Pero a veces me pregunto cómo sería

tener ocho años limpios

en la segunda estrella a la derecha.

 


Arte:  Tamara Laporte


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