jueves, 4 de marzo de 2021

LA ÚLTIMA VEZ QUE TE VI


 LA ÚLTIMA VEZ QUE TE VI


Recuerdo la última vez que te vi.
Un pequeño espantapájaros de azúcar
en medio de un sembradío de sábanas blancas,
deshaciéndote
bajo la lluvia perenne del cáncer.
Hacía rato que las amigas no te iban a visitar.
Habían volado lejos
asustadas de tu carita de espantapájaros.
Pero iban a volver,
claro que iban a volver,
cuando terminaras de deshacerte
y no fueras más que una mancha dulce en esas sábanas
que nadie querría usar otra vez.
Iban a volver,
y el pésame,
y las flores,
y de qué sirve todo eso
si vos necesitabas que alguien te sostuviera la mano.

Hacía rato que las amigas no te iban a visitar
y todavía me siento un poco mal por disculparlas,
por entenderlas,
pajaritos asustados ciegos de vos,
ojos que no ven
corazón que no siente.
No hay belleza en el dolor.
No hay un ápice de belleza en el dolor.

Todavía me siento un poco mal, querida,
a pesar de haberme sobrepuesto al miedo
de verte la muerte en la cara
y haberte sostenido la mano
(tus dedos se deshacían en los míos,
llovía tanto).

No hay belleza en el dolor.

Todavía me siento un poco miserable
por tratar de escribir tu dolor con belleza.


 Arte:  Edvard Munch

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