PRÓLOGO "EL VIENTO LOS HONRA" DE MIRIAM LUJÁN SARKIS
La guerra es, sin lugar a dudas, una de las
experiencias más trágicas y demoledoras que puede atravesar un ser humano.
Partiendo de esta premisa, Miriam Luján Sarkis se adentra en los entretelones
de la incertidumbre, el dolor y el coraje para dar forma a un libro que, a
pesar de la dureza de su temática, no pierde en ningún momento su profunda
luminosidad. “El viento los honra”
poetiza una herida abierta en el alma de la República Argentina: la Guerra de
Malvinas. Y lo hace con suma delicadeza, con una belleza dolorosa que nos
conmueve y nos obliga a hacer propia la gesta de aquellos que, sin reservas,
lucharon por la Patria.
“Presagio”, el primer
poema del libro, nos pone frente a frente con la incertidumbre y la agonía de
la espera: “Pesaban
demasiado las palabras, / no pude esconder la verdad, / el silencio era
visible, / inminente el traslado”. Este primer poema nos introduce en un mundo
de silencio, espera y miedo, donde la noche, el viento y la muerte se erigen
como grandes tótems alrededor de los que gira la experiencia desgarradora del
combatiente. Con exquisita sensibilidad, Miriam Sarkis traza un mapa de la
experiencia bélica desde su costado más humano: “En el borde de su sombra, / la infancia / lo mira /hambriento, / de
rodillas, / alzando las manos, / con la boca cosida / por el viento de siempre,
/ sin tiempo / para sus ojos de niño aterrado.” Vuelve una y otra vez a la
infancia del soldado, tan próxima y a la vez tan lejana. “Cuando era niño / me mostrabas la luna, / yo me dormía con tu canto
(…) Yo arderé en el viento, /hasta que me vuelvas a mostrar la misma luna”, nos
dice la autora, y la infancia se convierte en un talismán, una piedra preciosa
de efecto apotropaico: “Ahora estoy en la cocina de mi casa /mi
madre se seca las manos en el delantal.”
Los poemas van trazando el mapa de la guerra en
primera persona. Y cuando ese mapa ha tomado forma aparece “La carta”, un texto donde Miriam
apela a su experiencia como esposa de un ex combatiente y corre el telón de
la noche, el polvo y el silencio para mostrarnos la otra cara de la historia:
la de las familias de los combatientes, sus madres, sus padres, sus hermanos,
sus mujeres, sus amigos. Atravesados también por el miedo y la esperanza,
rehenes de una soledad impuesta por los poderosos: “La radio a pilas es la prolongación de mi mano. Ningún telegrama me
serena, toda noticia que recibo, es lejana a este instante. / No puedo verte,
amor. / ¿Cómo sostener tanto frío?” Y
entonces el amor surge como un nuevo talismán: “Más allá de todos los discursos, /el viento /me trae tus ojos, / tu
olor /sana la herida.”
“El
viento los honra” no se agota, sin embargo, en la experiencia
bélica.
Los poemas que cierran el libro hablan del regreso a un escenario
que marcó a fuego y sangre la vida de tantos argentinos. Y ese regreso tiene
ribetes de redención: “Transmuta en
mariposa mi dolor”, dice el soldado en el Cementerio de Darwin. El círculo se cierra.
“El
viento los honra” es un libro escrito desde el amor, un logro de
la palabra poética de Miriam Sarkis y un merecido homenaje a aquellos que
lucharon por la Patria. Adentrarse en él exige sensibilidad y respeto. Su
lectura es, tal como la de la guerra misma, una experiencia transformadora:
nadie saldrá indemne de sus páginas, nadie volverá a ser el mismo después de su
lectura.
Raquel G. Fernández
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