ORDALÍA
Porque somos mujeres
(porque
somos brujas
que
escondemos hierbas nocturnas
en
los estantes del bosque
y les
cosemos la boca a los sapos
para
que revienten las palabras)
estamos
condenadas a la sospecha.
Porque
somos mujeres nos obligan
a
resignar nuestros pasos
caminando
el fuego.
Con
cada dedo chamuscado pretenden lavarnos
las
babas de la luna.
Para
que nuestra desnudez no baile
nos
marcan con hierros candentes
Nos
cuelgan boca abajo
horas
y
horas
y
horas.
Las
cadenas nos remuerden los tobillos
y los
poemas golpean nestros labios
como
pequeños murciélagos borrachos
que
buscan la luz.
Porque
somos mujeres
(porque
somos brujas
que
nos encendemos en rojo
cada
veintiocho días
y
multiplicamos panes y peces
sin
permiso de Dios)
nos
sumergen en agua maldita
con
piedras en la garganta.
Para
demostrar nuestra inocencia
las
mujeres tenemos que morirnos.
Pero, a veces,
ni
siquiera eso alcanza.
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