sábado, 23 de marzo de 2019

CARTA AL NIÑO BUENO



CARTA AL NIÑO BUENO

A Julio Cortázar



Vamos a desatarnos los pies.

Vamos a dejar que las veredas los muerdan,

que la tierra  apiñe montoncitos  de libertad

entre nuestros dedos pasmados.

Vamos a impugnar un destino de cordones prolijos,

camisas planchadas

y cafés urgidos porque los relojes

nos llueven en los ojos.

Ni dentífricos, ni toallas, ni vacunas,  ni impuestos al día.

Vamos a emborracharnos hasta decirle que sí

a los monigotes obscenos que algún niño malo

(malo como vamos a ser nosotros

que todavía no sabemos ser malos)

dibujó en la espalda de la mujer más hermosa del mundo .




La Muerte tiene todavía los pantalones cortos.

Voy a sentarme a esperarte

en el banco de esa plaza que me debe la intemperie.

Vení,

mojado como los amantes que enmarañaron

las primeras sábanas del mundo,

con un pescadito rojo escurriéndose entre tus dientes

-un pescadito vivo-.

Vení,

que tengo el corazón troquelado y quiero que te lo lleves

para pegarlo en el álbum de figuritas de las costureritas que no saben coser

pero se dejaron la piel

en las bocas de todos los hombres a los que no les importan

ni los dobladillos ni los botones.

Vení,

que tengo un sexo de juguete dormido.

Dale cuerda hasta que suelte esa musiquita

que hipnotiza a los pájaros.

Remontalo

como a un barrilete de sudor y encaje.




Y que los gendarmes y las niñeras se  ocupen de sus asuntos.





Arte: Kiss and Tell Anja Van Herle

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