LA OTRA ABUELA
A veces me pregunto quién era
y me reprocho no haberla querido.
Invisible,
impalpable,
tácita como un grito de terciopelo ajado,
tejía escarpines y cosía mortajas
clavada en la cruz de Marisa Cruces.
Llegar a su casa nunca fue
llegar a la orilla de los pájaros.
Siempre había un hijo/padre muerto
interponiéndose entre mi infancia
y su canción de cuna.
A veces me pregunto quién era,
en qué pueblo de España había nacido,
por qué eligió a un hombre que no la quiso,
cuántas veces deseó que mamá hubiese sido la muerta.
Llegar a su casa me costaba cada vez más.
Un día perdí el camino.
La última vez que la vi
me miró con dureza.
Yo estaba embarazada y era soltera.
Para mi bebé no hubo escarpines.
A veces me pregunto quién era
y me reprocho haberla querido.
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