JUMANJI
Choupette se afila las uñas
en el tapizado de los
sillones,
ni me mira cuando le digo no, no, no.
Los gatos no entienden la
palabra no
o fingen muy bien desentenderla.
Katherina es una gárgola
atigrada
espantando los espíritus
malignos
que rondan la heladera.
Estamos a fin de mes
y mi heladera puede
prescindir de tanto celo:
anémica,
casi vacía,
custodia apenas una zanahoria
vieja
y un yogur desahuciado que ya
compré vencido
por esa coquetería inexplicable
de ir al supermercado sin
anteojos.
Delilah duerme en la piletita
del baño.
Osvaldo no es mío
(de ahí su nombre castizo y
sin pretensiones)
pero tiene derechos
adquiridos:
llora por comida,
se enreda en mis piernas,
reclama caricias.
En el patio
Byron juega a morder gotas de
lluvia.
Dentro de 5 minutos entrará
en la cocina moviendo la cola,
todo patas embarradas
y feroz alegría.
Yo intento escribir un poema,
pero los miro y desisto:
ellos son el poema,
mi casa es el poema.
Jumanji, dice mi amiga Rosana
(en la jungla esperarás
hasta que los dados digan 5 u 8).
Jumanji, digo,
menos poeta
pero más sabia
e
irremediablemente más vieja.
Arte: "Cat Lady with kitten", Deb Harvey
Me tocó el alma. Bellismo querida amiga!!!!
ResponderBorrarGracias <3 Abrazo!!!!
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