El sol amontona escombros.
Imparte
su quemadura incurable,
su hechizo del polen.
su retal palomas incendiadas.
Al borde del musgo y el rocío,
del polvo que se imprime
en el esqueleto del día,
el libre albedrío de un perro
se bebe una caricia perdida.
Una pelota,
una botella de cerveza a destiempo,
el grito de una madre.
Aquello que es mi barrio se desliza
en el labio celeste del verano.
Se descalza en los charcos.
Se sube a los carros y a los besos.
Aprende de memoria cada gesto,
cada pulsión de hambre.
Un curita rubio
le pide a Dios
el pan nuestro que nos roban.
Los demás,
entre mate y mate,
dialogamos con los pájaros.
Arte: Los invisibles, Colectivo de Ex Presos Políticos, Villa 31
De "Pan de Agua - Poesía social contemporánea de Bueno Aires", La Luna Que (2017)
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