PARECIDOS
De
mi padre heredé los ojos,
el pelo
ondeado,
la mala
dentadura,
la vocación de
buena samaritana.
Murió joven y
tuve un velorio multitudinario:
muchos amigos
lloraron,
otros contaron
chistes.
La mayoría
suspiró con alivio
porque ya no
tendría que devolver
ni billetes ni
favores.
Fue en el '76.
En el '77
Boca fue
Campeón de América.
Yo era chica
pero me acuerdo
porque alguien
dejó una placa en su tumba
con los
colores xeneizes
que decía
"Para vos, Jorge".
Seguramente
fue un amigo
que usó al
equipo de la Ribera
para saldar
una antigua deuda.
En lo demás
me parezco a
mi madre:
quejosa,
lunática,
con unos
brazos de Mr. Universo sin ejercitar
que me quitan
el sueño pero no el hambre,
fanática de
los dramas policiales para televisión
y de los
dramas domésticos
ideales para
poner a prueba
el pañuelo de
la dama
y la paciencia
del caballero.
Yo no coso ni
tejo,
es cierto.
En eso me
parezco a mi abuela
que no hacía
más que suspirar
porque el
sillón desde donde veía pasar la vida
mientras otros
hacían lo que había que hacer
no era un
trono de la Casa de los Borbones.
En lo demás
me parezco a
mi madre:
quejosa,
lunática.
De las que
ladran, ladran y ladran
y no muerden
nunca.
Ella,
porque es mejor de lo que parece.
Yo,
porque heredé
la dentadura de mi padre,
tan mala.
Arte: “Dog Tired”, Kim Roberti
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