domingo, 23 de julio de 2017

MADRE NUESTRA


 MADRE NUESTRA

Madre Nuestra que no estás en los espejos
cuando te buscamos y sólo encontramos papadas,
ojitos de tamaño natural,
narices comunes y corrientes,
chicas grandes que se masturban
pensando en Big Macs
y helados de chocolate,
santificados sean Tu nombre,
Tu cinturita imposible,
Tus tetas milagrosas que desafían
la ley de la gravedad,
Tus piernas eternas.
Santificado sea Tu noble corazón de plástico
que alberga con alegría
una amiga latina,
una amiga lisiada,
una amiga lesbiana.
Venga a nosotros Tu Reino.
Vengan a nosotros Tu motorhome rosado,
Tus trajecitos Donna Karan,
Tus carteritas Moschino,
Tus bombachitas Victoria's Secret
en las que nuestros culos gordos
no entrarán jamás.
No somos  dignas de Tus bombachas,
Madre querida.
No somos dignas de Tu novio que no suda y no se despeina
para que no sudes y no te despeines.
¿A quién le importa el sexo
cuando existen los espejos,
(mirá que tetas fabulosas tengo),
y una amiga latina que hace la limpieza?
Hágase tu voluntad, Madre,
y que tu voluntad sea
que nos convirtamos en hojitas de afeitar,
en moneditas casi sin valor que quepan en cualquier ranura,
en papelitos transparentes que se lleve el viento.
Y, especialmente, que nos crezcan las tetas
porque los cirujanos cobran una fortuna
y apenas nos alcanza para el yogur diet
y la tintura Issue rubio claro claro claro claro clarísimo.
Danos hoy nuestro pan de cada día
para que lo traguemos con asco,
con culpa,
y lo vomitemos con júbilo
en Tu bendito inodoro rosado.
Perdona nuestras ofensas:
nuestras  arrugas y flacideces,
nuestros párpados caídos,
nuestros pomposos muslos,
nuestro jean talle 44,
nuestra bicicleta fija convertida en perchero.
Nosotras perdonaremos a quienes nos ofenden
cuando salgamos de pilates.
Líbranos del mal, Madre Nuestra.
Y, sobre todo, no nos dejes caer en la tentación
de ser mujeres reales.


Arte: "Saint Barbie", Mark Ryden

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