martes, 28 de febrero de 2017
domingo, 26 de febrero de 2017
SACO ROTO
SACO
ROTO
Los
Angeles Orphans Home, Los Angeles, California - 1935
No es un padre.
Es un espejo que va
demasiado lejos en la ausencia.
El espejo le devuelve siempre
una mueca traslúcida
como un abanico de vidrio:
se extiende,
dolorosa,
sobre la migración de las cosas amadas.
Ella se extiende,
también,
a la par de la herida elegida:
sangre antes de que la sangre sea
y, después,
más adelante en el cuerpo,
hombres que nadan hacia el sortilegio
de unos muslos que no son de este mundo.
No es un padre.
Es la canción que no le dejaron cantar nunca.
Ella se busca
los gestos,
en su rubio olor a frío.
Él la deja caer en saco roto.
Fotografía: Charles Stanley Gifford Sr., el padre biológico de Norma Jean según su madre Gladys Baker
Del poemario "Good bye, Norma Jean" (2016)
1º premio Poesía "9º Concurso de cuento y poesía "Adolfo Bioy Casares" Edición 2015, Las Flores, Bs. As. (2015)
viernes, 24 de febrero de 2017
INFANCIA II
INFANCIA
II
Hollywood,
Los Angeles, California – 1933
Ella abre la puerta de los sueños.
En sus sueños
bulle la
primavera
y mamá no es una manzana muerta
que se marchita
en una cornisa de sol abdicado.
Un mordiscón de pena
le deja puesta la intemperie
cuando la puerta de los sueños se cierra
y sus ojos de gacela tibia
tropiezan
Fotografías: Norma Jean juega con unos perritos en una granja rural (1933), Getty Images
Del poemario "Good bye, Norma Jean" (2016)
1º premio Poesía "9º Concurso de cuento y poesía "Adolfo Bioy Casares" Edición 2015, Las Flores, Bs. As. (2015)
martes, 21 de febrero de 2017
INFANCIA
INFANCIA
Hawthorne,
Los Angeles, California - 1930
Una muñeca duerme
sobre un pájaro verde
como la niebla de todas las muertes.
Sosteniendo al pájaro
el nido
es lo último que existe
(ella toca el nido con sus eclipses
prematuros,
el nido es su talismán,
su fetiche disolutor de soledades).
Un lugar de desconcierto
la infancia.
Un espacio muy puro
profanado
por un zapato de cristal roto
y una bestia sin bosque
Fotografías: Norma Jean en Santa Monica Beach (1929), Getty Images
Del poemario "Good bye, Norma Jean" (2016)
1º premio Poesía "9º Concurso de cuento y poesía "Adolfo Bioy Casares" Edición 2015, Las Flores, Bs. As. (2015)
domingo, 19 de febrero de 2017
NATURALEZA MUERTA
NATURALEZA MUERTA
Los Angeles County Hospital, Los Angeles, California – 1926
Una madre de caderas ingenuas
y cabeza cuadrada
como un terroncito de azúcar
acuna el desamparo.
Arroró sola de todas las soledades,
sola para siempre,
sola para nacer y para morir,
para desnudarte en los sueños de los otros.
Arroró perla que rodará para todos,
para nadie,
teléfono descompuesto por toda la eternidad,
Cristo llame ya,
amor llame ya,
nada.
Arroró repite una madre
que ya sabe que no puede.
Una madre naturaleza muerta
para heredar la muerte
y ser tan manzana atónita,
tan deseo mordido
en la boca de los otros.
Fotografía: Gladys Mortensen con su hija Norma Jean (1926), Getty Images
Del
poemario "Good bye, Norma Jean" (2016)
1º
premio Poesía "9º Concurso de cuento y poesía "Adolfo Bioy
Casares" Edición 2015, Las Flores, Bs. As. (2015)
viernes, 17 de febrero de 2017
GUERRA FRÍA
GUERRA
FRÍA
“No quiero mirar en la misma dirección que mi marido por toda la eternidad.”
Tiburcia Domínguez
Él entra a una habitación y yo salgo.
Él enciende el televisor y yo
escucho rock a todo volumen.
Y canto.
Ninguna tortura es comparable
a una buena canción destrozada
por una aficionada sin talento.
Él piensa que los malvones
son sosos
y se van en vicio
demasiado pronto.
Yo llené el jardín de malvones.
Y, además,
adopté un perro para que lo destruya.
Él se aburre con las películas románticas
y yo no pienso ver Games
of Thrones ni en sueños.
Detesto los mundos
imaginarios donde todo parece
demasiado sucio.
Para sucia está la vereda.
Cascaras de naranja y papeles de golosinas
Gracias señor verdulero.
Gracias señora del kiosco.
Él no almuerza.
Yo no ceno.
Nada de encontrarnos
a mitad de un cuchillo Tramontina.
No nos dirigimos la palabra.
No nos miramos a los ojos.
Compartimos la cama
porque el sillón del living
es demasiado incómodo.
Pero entre espalda y espalda
yo construyo un foso.
Él no me toca
por temor a mis cocodrilos imaginarios.
Yo soy tan gélida como un castillo.
Limpio.
Él quisiera estrangularme
y yo
envenenarle la comida
(si cocinara).
Pero esto es la Guerra
Fría.
Nos vamos a odiar durante años
sin animarnos a revolear una silla.
Sin putearnos.
Sin preguntar qué paso con nosotros
que nos queríamos tanto.
Él va a pensar que es mejor que yo
porque es un buen proveedor
y no pierde el tiempo salvando
a las arañitas que tejen sus historias
en los rincones de la cocina.
Yo voy a pensar que soy mejor que él
porque aprendí primero las vocales,
leí a Rimbaud a los quince
y escribo poemas.
Fotografías: Mausoleo de Salvador María del Carril y Tiburcia Dominguez, Cementerio de la Recoleta, Bs. As.
“No los unía
el amor, sino el desprecio. El mausoleo de Tiburcia Domínguez y su marido,
Salvador María del Carril, uno de los promotores del fusilamiento de Dorrego,
gobernador de San Juan y compañero de fórmula del General Urquiza, es una
evocación para la posteridad de sus desavenencias conyugales. El suyo fue un
matrimonio silencioso: no se dirigieron la palabra durante 30 años. No era
indiferencia, sino odio, de ese tan pertinaz que, incluso, trasciende la
muerte. Y para que ninguno de los dos lo olvidara, la viuda dejó constancia
testamentaria de su voluntad: sus esculturas debían darse mutuamente la
espalda. Ella, con gesto adusto, incómoda en un busto. El, confortable en un
sillón, dirigiendo la mirada en sentido opuesto. Perpetuaron así su odio conyugal
pos-morten.”
Loreley Gaffoglio
"NO QUIERO MIRAR EN LA MISMA DIRECCIÓN QUE MI MARIDO POR TODA LA ETERNIDAD"
miércoles, 15 de febrero de 2017
GALLITO CIEGO
GALLITO
CIEGO
Salí a
buscarte sin ver,
sin verte.
Tocándote
en el
entrecejo del viento.
Mordiéndote
en el vacío.
Haciendo
el amor con la tormenta.
Cabalgando
sobre un verso de sangre.
La
dulce bulimia de las horas
vomitaba
tu nombre
sobre
la venda que me cubría los ojos
y yo me
deshacía en la soledad de los huesos,
apenas
mojada por un déjà vu de tu saliva
(era de
azúcar, de papel, de talco,
de rosas
escondidas
en los
cajones impenitentes del celo).
Salí a
buscarte sin ver,
sin verte.
Antes
di quinientas vueltas para marearme e imaginar
que
todo era un juego
(un
hombre faltaba en el aire,
y yo jugaba
a jugar,
la
soledad es una bomba que se desactiva
tomándonos
un poco en broma,
creyéndonos
que eso que nos arde entre las piernas
es una
basurita irreverente metida en el ojo de las ganas
y no
una ausencia enorme,
una
ausencia con garras y dientes
que nos
parte el cuerpo en dos,
el
hambre en dos,
la vida
en nada).
Arte: "Blindfolded Innocence", Frank De Mulder
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