POR
QUÉ
“Madre,
cada vez que le hablo a
Dios,
tú te entrometes.”
Anne Sexton, “Rezando en
un boing 707”
Mamá,
me
pregunto por qué
nunca es
suficiente.
Por
qué siempre faltan cinco para el peso
Cinco
centavos que no valen nada
pero
valen todo.
Cinco
centavos que son
los
que faltan en mis poemas:
que
el hambre no, que las zapatillas no,
que
la infancia como vos la recordás no,
imaginate
lo que va a decir la gente cuando lea
esos
versitos que, la verdad,
son
horribles,
era
mejor el otro libro.
Cinco
centavos que faltan en mi vida,
que
es una jaula que no se vuelve pájaro,
que
es una jaula con barrotes de oro,
tenés
todo pero no tenés nada,
tenés
pan y tortas y un agujero en el estómago
que
te empeñás en tapar con flores,
flores
que, la verdad,
son
horribles,
¿no
había otras mejores?
Mamá,
me
pregunto por qué
nunca
es suficiente.
Por
qué jamás fui tan buena como mi hermana.
Por
qué mostré la hilacha cuando compré un frasco de papilla
envasado
para
alimentar a mi bebé
(sos
tan vaga que no podés pisar una zanahoria),
porqué
me equivoqué al traer un perro.
Por
qué nunca me da el piné:
lamentable en tu ejercito de pulloveres tejidos a
mano,
de
pañales lavados a mano,
de
manteles bordados a mano.
Lamentable en tu cruzada contra el puré
instantáneo
y
el arroz amarillito que viene en paquete
(me
faltan horas de ollas y sartenes,
de
presas de pollo doradas con la hornalla al mínimo,
de
levadura, de azafrán,
¿por
eso esas cejas levantadas,
esa
mueca de desdén,
ese
suspiro inagotable?).
Mamá
yo no cocino,
yo
escribo poemas,
yo
meto todo en el lavarropas,
hasta
los barrotes de mi jaula,
hasta
mis ojos sucios de rutina
(y
el jabón en polvo los irrita tanto
que
siempre están lagrimeando).
Mamá
yo no sé tejer,
no
sé coser,
no
sé dejar de ser huérfana de padre
para
convertirme en hija de una mujer viuda,
no
sé odiar a la abuela que a vos te prohibió los bailes de carnaval
y a
mí me convidó a escondidas galletitas Havanna de limón.
Mamá
yo no sé qué hacer para gustarte.
Mamá,
me
pregunto por qué
me
descubro diciendo las mismas cosas que vos
(esas
que me jodieron tanto),
haciendo
las mismas cosas que vos
(esas
que me jodieron tanto).
Por
qué te imito y me horrorizo,
y
te desimito y me horrorizo más
porque
me siento en falta
con
el rígido mandato de la sangre.
Mamá
yo no sé qué hacer para gustarte.
Para
que me quieras
como
yo te quiero.
Es generacional decimos
todas,
nuestras
madres son así porque todas las madres de esa generación son así,
y
nos abrazamos, hermanas, amigas,
y
nos convencemos de ese postulado que validamos empíricamente,
y
nos preguntamos si vimos “Agosto”,
y
nos consolamos,
porque es
generacional, sí,
pero
Meryl Steep era realmente mala,
y nuestras mamás no,
nuestras
mamás hicieron lo que pudieron,
hacen
lo que pueden.
Todavía
están esperando que seamos perfectas.
Meryl Streep & Julia Roberts, fotograma de la película
"August: Osage County" (John Wells, 2013)
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