SUSAN Y DAVID O LO QUE NO FUE
"Te daré mis ojos o los suyos?
¿Serás David o Susan?
(Estos dos nombres escogí y escuché atenta su sonido.)"
Anne Sexton
El útero no es un reloj
pero después de casi cuarenta años
de llevar la sangre
como un ramillete de flores,
como un anillo rojo para desposarme con la belleza,
después de casi cuarenta años de sangrar y sangrar
para terminar en nada
te digo
que mayo es un cáncer dorado masticando sueños,
que mayo me puso la
tapa,
y qué importa que no haya un tic tac
si el tiempo se acaba.
Pensaba en un hijo y no fue.
Tampoco fue el amor descalzo en el parque,
la incondicionalidad,
ese espejismo idiota de los veinte años,
nos
amamos, nos amamos, nos amamos,
nos
morimos amándonos.
Mentira, claro que es mentira,
al final estamos todos solos.
Ojalá que esto sea apenas un porro y una mala canción.
Un poema mediocre y dos lagrimitas.
Ojalá el dolor sea, simplemente,
un camino de regreso a casa.
Pensaba en un hijo y no fue.
Pero qué importo yo.
Qué importa el ramillete de sangre seca.
Qué importa subir de peso
y cerrarle las piernas al deseo.
Pensaba en un hijo y no fue,
pero vos fuiste un hijo cuando no lo pensaba
(cuando el sexo no desembocaba nunca
en un golpe de insomnio afilado
como una cuchilla de afeitar)
y ahora tengo que decirte que Susan y David
y las películas llorosas de HBO
son cosas que no son y no fueron.
Que la primera novia
es un examen perverso
que siempre se reprueba
(pero la última palabra no está dicha,
van a reencontrarse dentro de veinte años
cuando ella esté hasta la coronilla del marido,
para eso sirven las estúpidas redes sociales,
y ahí depende de vos,
sacate las ganas o vengate,
yo creo que vengarse siempre es mejor,
por eso escribo poesía).
Pensaba en un hijo y no fue.
Vos pensabas en un amor y no fue.
El útero no es un reloj
y la vida tampoco
pero sé que esta noche vas
a atragantarte
con agujas perversas,
con segunderos y minuteros,
y vas a vomitar
hasta quedarte limpio de todo,
limpio, limpio,
como cuando te pusieron por primera vez entre mis brazos.
Inmaculado.
Vas a vomitarla.
Ya lo viví,
esto también pasará,
te lo juro.
Y habrá una segunda novia,
y una tercera.
Y voy a odiarlas a todas.
Voy a odiarlas a todas en nombre de Susan y David,
en nombre de a shadow hanging over me,
over you,
maldita “Yesterday”,
malditos Beatles pero qué consuelo,
qué fabuloso réquiem para Susan y David,
y para esa chiquita,
esa cosita de nada,
no sé,
no me acuerdo cómo se llamaba.
Arte: Martina Matzkin
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