DISTANCIA
Sobre
un vestido muy blanco
un
velo color distancia
escribía
cuando tenía once años
y
soñaba con David Cassidy.
Entonces
distancia era eso:
kilómetros
y kilómetros separándome
de mi
amor preadolescente,
de su
pelo tan lacio,
de esa
ridícula ilusión de casamiento.
I think I love you pensaba
cuando
me pensaba temblando entre sus brazos,
justo
un ratito antes
de que
el Manual del Alumno Bonaerense metiera
la cola
y me cayera de cabeza en la Región Mesopotámica,
esa
madriguera insípida que sólo prometía
camalotes y naranjas
(ningún
conejo para seguir
y yo
ignorando
que el país de las maravillas era mi cuerpo).
Entonces
distancia era eso:
tierra,
mar, años, escuela,
mi
quehacer cotidiano
(la mancha venenosa,
el
portacosméticos de la tía Virginia
tomado
por asalto,
el rito
de la leche a las cinco de la tarde).
Once
años y enamorada hasta el tuétano.
Once
años y David Cassidy siempre tan lejos,
tan a
la vuelta de la vida.
A los
once años distancia eran
los
besos que no llegaban
más
allá del ruedo de un guardapolvo blanco.
Hoy distancia sos vos,
el pan
que se desangra en nuestra mesa,
el
lento trajinar de un tenedor con gusto a nada.
Distancia
son
tus ojos que se rompen
antes
de tocar los míos,
estos
cuatro pasos irreconciliables
y el
desamor que me mata.
Fotografía: David Cassidy
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