domingo, 28 de febrero de 2016
viernes, 26 de febrero de 2016
TRISTEZA
TRISTEZA
A veces me meto en tu boca
como un aullido.
A veces me arrodillo en tu piel
como una ortiga,
como una mala hierba
que te corta las manos.
Intento explicarte qué es la pena.
Cómo lava los días.
Mi pena de hoy muerde los puños
como las fosas húmedas.
Es el trueno de los huesos que progresan
hasta la punta de la noche.
Mi pena de hoy lleva impregnada
la catadura de la ausencia.
A veces quiero decirte cómo duele
saber crecidos de raíces agrias
los ojos que me amaron.
Haber perdido el rumbo de las rosas,
estar expuesta a todas las espinas.
Mi pena de hoy aguarda en vano
la resurrección de la tierra.
Gime como los vidrios.
Tiembla y no puede llegar a la palabra.
Es una lágrima girando en rebeldía.
A veces quiero acercarme,
clavar mis lanzas
en todos tus caminos.
Pero en tu carne me desnudo como una extraña,
como una mujer rota en los muelles.
Mi pena de hoy es nuestro abismo.
Esto es la tristeza, querido.
¿Dónde está la piedad?
Arte: Michele Lynch
martes, 23 de febrero de 2016
ADICTA
ADICTA
La gente hambrienta hace malas compras.
La gente hambrienta hace malas compras.
¿Sabés que hice durante todo este tiempo?
Meterme en la nariz
la saliva de tus besos,
inyectarme tu semen
y bailar, bailar, bailar,
-con los ojos como platos injertados en la nada-
como la estúpida muñequita
de una caja de música
a la que le dieron demasiada cuerda.
Bailar para no ver la angustia,
ni el vacío,
ni la cinta velada de mi alma tiesa.
Suplicarte que me hieras
-a vos, que decías que ibas a comerte mi dolor-
para que las lesiones nuevas
disimulen las antiguas llagas,
las que tienen mil años y sangran
porque no supe restañarlas a tiempo.
Meterme en la nariz
la saliva de tus besos,
inyectarme tu semen
y bailar, bailar, bailar,
-con los ojos como platos injertados en la nada-
como la estúpida muñequita
de una caja de música
a la que le dieron demasiada cuerda.
Bailar para no ver la angustia,
ni el vacío,
ni la cinta velada de mi alma tiesa.
Suplicarte que me hieras
-a vos, que decías que ibas a comerte mi dolor-
para que las lesiones nuevas
disimulen las antiguas llagas,
las que tienen mil años y sangran
porque no supe restañarlas a tiempo.
Tanta cuchillería
en la punta de la lengua,
tantas píldoras tragadas como golosinas letales,
tanto amorodioverdadmentira,
tanto crimen impune,
para morir y no morir,
para morir de a poco en el espanto del vómito,
para morirme menos
o más,
no sé.
No debiste creerme cuando dije que te amaba:
fuiste sólo una sustancia más,
un atajo en el torpe camino
hacia mi anhelado no ser.
Cold Turkey, cantaba Lennon.
Siempre pensé que vos sabías más de eso que yo.
Pero acá estoy,
cenándome mi propio pavo frío,
en medio de una orgía de náuseas y temblores,
abrazándome a un espejo que me muestra
a la mujer que soy
después de tus embates.
Una adicta
en recuperación.
Para siempre.
Arte: "No coco here", Philippe Shangti
viernes, 19 de febrero de 2016
HERENCIA (SI LA MGM MUERE, ¿QUIÉN SE QUEDARÁ CON EL LEÓN?)
HERENCIA
(SI LA MGM MUERE, ¿QUIÉN SE QUEDARÁ CON
EL LEÓN?)
Vamos a despedazarte,
aún
antes de darte por muerta.
Vamos a
cortarte en trozos pequeñitos
como si
fueras una hoja de papel
donde
hace muchos años se escribió una historia
de
zapatitos de charol, soquetes primorosos,
muñecas
que daban un poco de miedo,
porcelanas
frías que acunabas
cumpliendo
el atávico mandato de ser madre,
madrecita.
Para
eso eras mujer,
para
eso ibas a sangrar por dentro y por fuera,
y te
ibas a avergonzar,
y te
ibas a doler en los filosos rumores
de
todos los cristales rotos.
Una
historia en la que flotaste como una nube de algodón de azúcar
hasta
que esa sangre te inventó un cuerpo.
Él se va a quedar con tus ojos
Él se va a quedar con tus ojos
(y con
todos los puertos que se apostaron en ellos,
todos
los golpes de agua,
y esos
barcos que nunca fueron a ninguna parte
asilados
para siempre
en la
línea candorosa de tus pestañas).
Ella se va
a quedar con tus manos
(y con
todos sus trajines milagrosos,
dedos
como lenguas dulces lavando
las
cabezas diminutas de tus recién paridos,
dedos multiplicándose
como animales de luz).
Yo me voy
a quedar con tus pequeños pies
de
bailarina que no fue
(también
con tu voz contándome
aquel
cuento de las zapatillas rojas,
aunque
fue hace tantos años que eso sucedió que ahora no sé
si me
lo contaste con la voz o me lo contaste con los pies).
Los chicos se van a quedar con tu regazo,
Los chicos se van a quedar con tu regazo,
al que
treparon cientos de veces
cuando
el miedo fue viejo de la bolsa,
fantasma
Benito, bruja de acá a la vuelta,
lobo
feroz, enfermera con jeringa en mano.
“Si
la MGM muere, ¿quién se quedará con el
león?”
Es un
cuento de Bradbury que leí ayer
y
aunque no tiene nada que ver con esto que nos pasa
me hizo
pensar tanto en nosotros.
En
nosotros cuando estés muerta de verdad
y él
quiera quedarse con tus sillas Luis XV
(pero
yo también las quiera),
y ella
quiera quedarse con tu precioso baiu
(pero él
también lo quiera),
y yo
quiera quedarme con tu vajilla de porcelana francesa,
(pero
ella también la quiera)
y
seamos nosotros los que nos despedacemos
y nos
cortemos en trozos pequeñitos,
mientras
los chicos,
(los que
se quedaron con tu regazo y nada más),
husmean en tus cajones.
martes, 16 de febrero de 2016
COMO LA LUNA NUEVA
COMO LA
LUNA NUEVA
Como la
luna nueva
estabas
y no.
Un nudo
de gatos empapaba de sexo
el
paladar oscuro de la noche.
Yo
degustaba tu nombre,
me persignaba
ante el Dios de los sudores,
me
lavaba los ojos
con un
emporio de agujas verticales.
Como la
luna nueva
estabas
y no.
Te
prometías detrás de los silencios
como una
rosa recién amanecida.
Te
prometías:
un conjuro
de almanaques y futuro,
un mohín empolvado
con
brillos venideros.
Como la
luna nueva
estabas
y no.
Debajo
de la enagua de la ausencia
tu luz
extendía
sus piernas,
devoraba
puntillas,
crucificaba
con clavos de raso
la aguda
humedad de mi deseo.
viernes, 12 de febrero de 2016
HOMBRE MÍO
HOMBRE MÍO
"Creer es desear tu
sexo y darle de comer a una paloma." - Carilda Oliver
Incendio tu piel
erguida
en olas de exquisita
levadura.
Mi boca acopla
con hilos
sugestivos
mordiscos y
salivas,
una marea enhiesta de
jugos sofocados.
Tu sudor despojado
de distancias
condimenta mi
grito.
Hombre mío,
te emplazas en mi
triángulo secreto,
en la cueva ofrendada del
delirio
con nitidez de
flecha.
Fermentas en mi matriz tu
hondura.
Tu sexo azucenado
agita su vicio en mis
vertientes
y la mínima abertura de
mi gozo
repercute en
jardines.
Tu embate me
sostiene
con el golpe brutal de
una paloma.
Delimito la ruta
donde la sangre borda a
dentelladas
su vocación de rosa de
los vientos.
Navegamos el color de la
codicia
que pregonan los
cuerpos.
Hombre mío,
te mueres en la playa de
mi instinto,
te duermes en el puerto
de mi almohada
y yo escribo los versos
que hoy me ocupan,
porque no sé qué hacer
con tanto cielo,
con tanta siembra
discutiendo mis costados.
El dictamen fue
como un azote de
luz
gastándome la
espalda:
perseguir tu olor de
bestia pura,
atesorar el instante
sensitivo
que nos define perfectos
y posibles.
Arte: "Amor en el caos 1", Nicoletta Tomas Caravia
martes, 9 de febrero de 2016
HISTORIAS DE EX - AMANTES
HISTORIAS DE
EX - AMANTES
I
Bajo sospecha, mis gestos.
Geométricos gestos que se arriman
a un fuego que no les pertenece.
Cruzo los dedos del alba cuando el cuerpo
apetecido
se detiene al reborde del sueño.
Pero él no me mira.
Ni siquiera me recuerda.
El alba tiene, ahora, las manos abiertas.
Los gestos –los geométricos gestos-
también están abiertos.
Y duelen.
II
Un minuto de silencio.
Un minuto de silencio cada día,
mientras le lavo los dientes a la
cordura.
Por los amores muertos.
Por la mañana que se despereza
–angosta, rigurosa-
al borde de la trampa habitual de ser y
parecer otra.
III
El que estuvo –el que se detuvo en mi
útero cantado
y lo hizo noche a golpes de guitarra-
sigue cavando en mi cuerpo desde su trova
y su huida.
Su piel regresa, algunas veces,
pero la barro debajo de la alfombra.
Soy la perfecta casada y no tengo tiempo
para ocuparme
del retorno de una mariposa
incomprensible.
IV
La culpa la tuvo el verano.
La culpa la tuvo el pulmón rosado
que había olvidado el idioma del aire.
La culpa la tuvieron mis uñas de gatita
hambrienta
arañando los pantalones de un amo desconsiderado
que llevaba siglos muerto.
La culpa la tuvo su estúpida manía de adivinar
la intención de la luz.
Podría insultarlo, pero le escribo un
poema.
Un poema daña más.
V
Cortada en dos bosquejo
el impensado diseño del recuerdo.
Al norte de mi ombligo, la cabeza y el
corazón, que no saben;
al
sur - intenso, como el cadáver de un pájaro-
un sexo indecoroso, que sí sabe.
La felicidad -esa dama idiota que brinda
cuando el almanaque se desguaza
y jamás hace preguntas incómodas-
se prodiga siempre a los ignorantes.
VI
Hubo en mi entrega un rebaño de palabras.
Blanco sobre blanco.
El lujo de saberme nueva en la burbuja
del delirio:
un lunar de estreno,
un muslo que nunca había transgredido
la mirada de lo cotidiano.
El rebaño, esquilado,
es
hoy un paisaje lunar,
la anatomía perfecta del vacío.
No me estreno más.
Me desnudo lo estrictamente necesario.
VII
Y este esqueleto
–compañero tácito de lances y reveses-
quiere saber.
Quiere saber a dónde irá a reclamar
un mejor trato
cuando la carne sobre
y sangrar deje de ser una excusa.
A su casa, no.
A su casa, nunca.
VIII
La mano del que estuvo
-el que me alargó la sombra hasta hacerla
infinita-
tremola, algunas veces,
en
la aldaba que custodia mis cicatrices.
Nunca me dio de comer,
pero le muerdo la mano.
Con dientes de niebla.
Con dientes de reproche.
IX
Adentro duerme el llanto.
Adentro duerme la lluvia.
Sin canciones para ablandar el miedo.
Con la lámpara encendida.
X
Tiendo la mesa, tarareando una canción
antigua.
El mantel me miente y se pronuncia
como una sábana palpitante.
Pero no espero encontrarlo en el revés de
ese lienzo fingido.
Un
plato azul sacude cualquier atisbo de duda.
Tiendo la mesa para los que amo.
Todo lo demás es pasado.
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