PRISCILA
“…no me podréis quitar esta pequeña vida
entre dos sueños…”
Olga Orozco
La herida de la boca
se abre
para llorar la herida de la infancia.
Los ojos vuelan
de dolor en dolor:
son golondrinas que tiritan
perforadas
por la espina insaciable del invierno
(y qué importa que afuera sea verano
si adentro cada grito
mantiene el sol a raya,
si adentro cada golpe
es un perro de hielo).
La herida de la infancia
se cierra
con un toque de muerte.
Entonces ya no hay boca,
no hay ojos,
no hay mantitas con flores y conejos rosados
(hay zapatos de fuego caminando
las prolijas pestañas del silencio,
y un abrazo de agua viciada,
y mil preguntas que se estrellan
como animales ciegos
contra el crudo dominio
de un útero de piedra).
Priscila Lafuente fue encontrada muerta, parcialmente
calcinada y envuelta en una bolsa a la vera de un arroyo del partido bonaerense
de Berazategui el 7 de enero de 2014. Fue asesinada a golpes por su madre
quien, junto a su pareja, intentó deshacerse del cadáver de la niña quemándolo
en una parrilla. Al no lograrlo, la
trasladaron en un cochecito de bebé hasta el lugar donde fue encontrada.
Priscila tenía 7 años.
Del poemario "Interrumpidas" Edición ampliada, Acercándonos Ediciones (2015)
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