jueves, 5 de marzo de 2015

PRISCILA


PRISCILA

“…no me podréis quitar esta pequeña vida entre dos sueños…”
Olga Orozco



La herida de la boca

se abre

para llorar la herida de la infancia.

Los ojos vuelan

de dolor en dolor:

son golondrinas que tiritan

perforadas

por la espina insaciable del invierno

(y qué importa que afuera sea verano

si adentro cada grito

mantiene el sol a raya,

si adentro cada golpe

es un perro de hielo).



La herida de la infancia

se cierra

con un toque de muerte.

Entonces ya no hay boca,

no hay ojos,

no hay mantitas con flores y conejos rosados

(hay zapatos de fuego caminando

las prolijas pestañas del silencio,

y un abrazo de agua viciada,

y mil preguntas que se estrellan

como animales ciegos

contra el crudo dominio

de un útero de piedra).





Priscila Lafuente fue encontrada muerta, parcialmente calcinada y envuelta en una bolsa a la vera de un arroyo del partido bonaerense de Berazategui el 7 de enero de 2014. Fue asesinada a golpes por su madre quien, junto a su pareja, intentó deshacerse del cadáver de la niña quemándolo en una parrilla. Al no lograrlo, la  trasladaron en un cochecito de bebé hasta el lugar donde fue encontrada. Priscila tenía 7 años.



Del poemario "Interrumpidas" Edición ampliada, Acercándonos Ediciones (2015)


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