GRIS
I
Hundo los pies
en el fango apenado.
¿Por qué no
puedo salvarme?
Busqué el beso
del agua en la parte del río
donde ronda el
Demonio.
II
Ocultarme en
el deshielo de sus gestos,
en el sutil
parpadeo de sus evocaciones.
El ojo atrapa
las alas.
La mariposa
pervierte su latido,
allí,
donde comienza
su presencia.
III
Recuerdos sin
horario retrasan mi caída.
Un reloj
idiota husmea en la conciencia del tiempo.
Ese hombre
apoyó su cabeza en mi pecho.
IV
El filo de su
boca me recorta
con dientes de
abandono.
Hay algo
royendo mis entrañas:
un puñal
postergado,
un acento de
deseo huérfano,
una rosa de
saliva que ha perdido su último pétalo.
V
La palabra
mendiga cauterizar la herida.
¿Qué haré con
mi equipaje listo,
con mi vestido
de azahares y desgarros,
con mi trova
insistente, si no para de llover?
VI
El
pasado-presente de su boca deshilvana
los hilos de
esta humedad callada.
Más allá del
suicidio lento de las horas,
un poema
refulge.
Él conoce
todos mis nombres.
VII
La pasión se
reencarna
en una
delicada línea de espuma.
Un cuchillo de
arena
se afila en
mis talones.
El mar
despropone límites.
La sombra
cuelga de mis ojos
como una telaraña muda.
VIII
Las vértebras
del sueño crujen
debajo del
lecho de la carne.
Un cerrojo
agotado obtura el grito
de la
discípula en vigilia.
Es posible que
ahora tenga un poco de paz.
IX
De aquel lado
de las cosas hay una madre devota,
una esposa
solícita,
un buzón que
no recibe cartas fechadas en el Paraíso.
De este lado
estoy yo, desnuda.
X
Soles grises
me danzan.
El día es un
eclipse de ternura.
Huelo las
cenizas.
1º Premio
Certamen Poético “María Elena Walsh” 2013, Biblioteca Mariano Moreno y Club Sanjustino, San Justo, Santa
Fe (2014)
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