LA
PRIMERA VEZ QUE LLORÉ POR LA MAMÁ DE BAMBI
No sé
si sólo lloré por ella o también lloré por Bambi,
por el abuelito Luis,
por
todo lo que iba a venir
(quizás
esas lágrimas fueron una premonición,
quizás
ese dolor que me atravesó como un relámpago
fue el
primer paso
de mis
pasos de orfandad).
La
primera vez que lloré por la mamá de
Bambi tenía cuatro años.
Yo
también era un cervatillo tibio
oliendo
las flores
y la
primavera me empujaba la sangre
escalones
arriba
hasta
tocar el cielo.
Hasta
tocar a Dios, casi.
Alguien
se enojó con Disney
porque
todos sus pequeños héroes
son
huérfanos,
pero
está bien así:
los
huérfanos necesitamos
que
alguien pose su mirada amorosa sobre nosotros.
Contar
una historia distinta.
Dejar
de ser “el que no tiene papá”,
“la
que no tiene mamá”.
Y ser el
Rey más justo de la selva,
la
preciosa sirena enamorada de un Príncipe.
La
primera vez que lloré por la mamá de
Bambi tenía cuatro años.
Claro
que me pregunté por qué tenía que morirse,
como me
pregunté después por qué tenían que morirse Beth
y el
más encantador de los ocho primos.
¿Sabés
que nos decía Louisa May Alcott
cada vez
que mataba a una de sus criaturas?
Que la Muerte está ahí,
que no
te podés dar el lujo de cerrarle la puerta en la cara
ni
siquiera cuando tenés cuatro años.
Ni siquiera
cuando tenés diecisiete.
(Aunque
le cuelgues a la escarlatina de Beth
un
cartelito que diga:
“Contenido
no apto para niñas, niños y adolescentes”,
porque
ese cartelito no se lo cree nadie).
Te voy
a contar un secreto.
No, no
tiene que ver con mi verdadero color de pelo
ni con
el número apocalíptico que me tira la balanza.
Es un
secreto más ridículo y más dulce:
yo todavía lloro por la mamá de Bambi.
Raquel
1, el Mundo 0.
Raquel
1, la Vida 0.
Raquel
1, Terapia 0.
Raquel
1, Vos 0.
No pudieron
cambiarme el corazón.
Ni
siquiera un poquito.
No
pudieron convencerme de que es una película,
es
un dibujo animado,
no
se muere de verdad,
no
se muere de verdad.
(Entonces
tengo cuatro años
y la
primavera me empuja la sangre
escalones
arriba
hasta
tocar el cielo.
Hasta
tocar a Dios, casi.
Y vos
no existís.
Ni siquiera en sueños.)
Ni siquiera en sueños.)
Fotograma de la película "Bambi" (Walt Disney, 1942)
Entrañable Raquel!!!!
ResponderBorrarfelicitaciones
besitos
pd... yo aún lloro por la mamá de Bambi y por esa niña que vio la peli en un Chile muy muy lejano al de ahora
Muchas gracias, Elisa! Un abrazo grande y Felices Fiestas!
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