viernes, 22 de noviembre de 2013

BAUTISMO


BAUTISMO

A Carolina



El cielo se hacía a sí mismo.

Y ella también se hacía a sí misma.

Como un relámpago.

Crecía

dejándose la inocencia

en los cinco sentidos,

lengua en semipenumbra

tanteando pétalos confusos,

lengua rendida al caos de la palabra

palpando el umbral de la boca.

Labios como orillas de una herida

que se abre y se cierra.



El amor prolijo no salpicaba.

Y ella lo quería todo.

Gozaba con dolor el hambre.

El miedo.

El amor prolijo le daba un poco de lástima.

Era santo y seña de los mandatos cumplidos.

Ella crecía

costeando sus minutos con lágrimas.

A veces se sentaba

al costado del camino

y veía a la Muerte retocándose el maquillaje.



Cuando estaba casi concluida,

casi mujer ocupadísima para siempre,

casi ahogada quejándose del agua,

casi paisaje lavable,

alguien soltó a los monstruos.

Ella aprendió a rugir

cuando no pudo darles la espalda.



Entonces se bautizó poeta.



Arte: Marta Orlowska



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