“Yo canto.
No es invocación.
Sólo nombres que regresan.”
Alejandra Pizarnik
I
Entre vértigos y
protocolos,
atravesando cascadas de
cenizas,
los nombres regresan.
Cantan la noche hasta
hacerla infinita.
II
Los nombres
crecen en la memoria
como un ausente amado.
Se asilan en mi respiración.
Trago silencio y los
conjuro.
Los ato al poema.
III
El dolor es un ladrón de
días.
Días subrayados por la
penuria,
apalabrados por la sed.
Sugiere
una conspiración de
muros grises,
un rumor de flores
desmembradas.
Un lento orgasmo de
espinas.
IV
La noche duerme con los
muertos abiertos.
Los muertos son párpados
de sombra.
Abanicos de humo fugaces
como el relámpago.
V
La palabra que no alcanza
cuelga de mi boca
como una metáfora del
hambre.
Es un pájaro de vidrio
que se quiebra
cuando los nombres dicen
nunca.
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