jueves, 14 de febrero de 2013

AMANTES


AMANTES



En el abrazo

multiplicábamos panes y peces

-dos jirones de carne enlazados

resucitando bocas de otros tiempos,

gemidos insepultos que perduran

más allá de los rumores de la espera-.

Yo me asía a tu cuerpo

y enclavaba un eclipse de ternura

en la desnuda estela de tu nombre,

y la noche insistía en sorprendernos

ejercitando su deber de hembra

siempre piadosa para  los amantes,

siempre dispuesta a perpetrar el celo.

En el abrazo

éramos dos y éramos uno siempre,

descalzos de temores remontábamos

el hilo de la lluvia

y el amor era un juego que latía

con los ojos cerrados,

sin bostezos abiertos, sin preguntas,

con la certeza del poema escrito

en el recodo exacto del encuentro,

con la ilusión del sol amanecido

impartiendo su luz desaforada

sobre cualquier presagio.





Del poemario "Todos los hombres que me amaron", Ediciones Literarte, 2012


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