FIN DE FIESTA
La habitación encantada está desierta.
Esta es mi confidencia más lejana.
Un mazo de cartas extraviadas
corre por la mesa en ruinas.
Cerca de mi mano descansan
cinco caracolitos traslúcidos.
Yo quería saber.
Morir de amor será siempre,
pero morir de verdad,
morir con el espesor de la carne,
es una vez.
Una sola y solitaria vez.
Para el poeta blanco.
Para el poeta negro.
Para el que nunca corrió bajo la lluvia
con el afán de medir cuánto dolía el agua.
Ahora comprendo que el Conejo Blanco llegaba tarde
porque siempre es tarde.
Quizás eso me convierta en adulta.
No sé.
Arte: “Alice and Rabbit”, Max Larin
2º Mención del Jurado XX Concurso de Poesía
“Los poetas del encuentro”, Villa
Ballester, San Martín, Bs. As. (2011)
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