RÉQUIEM DE LA PIEDRA
Morirán.
Las raíces minúsculas del liquen
-silencioso asesino-
horadarán el pulso de la roca,
penetrarán en la sagrada entraña,
profanarán las pétreas voluntades.
El viento esparcirá
las ruinas del misterio;
habrá una lluvia mojando el vacío,
la grieta en el tapiz del tiempo,
la ausencia colosal de la cabeza.
Devastada,
la memoria triangular
rodará por el luto,
la boca reverente masticando la nada,
el silencio agazapado en los dientes.
Del poemario "Ojos que miran al cielo", Ediciones Amaru, 2007
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