CUANDO ME
ENAMORO
A veces
reniego del vacío.
Trébol
de cuatro hojas justas
voy prometiendo suerte.
A veces
mis venas se desbordan
de flores y de frutos,
de cuadrúpedos decididos al celo.
A veces hay un hombre
y la humedad
se descuelga de grieta en grieta.
Se aviva en mis costados.
Entonces
tengo la palabra que castiga
cualquier resto de sombra.
Hace tiempo aprendí
que matar y morir
son casi el mismo verbo.
Pero a veces
-sólo a veces-
mis ojos dan a luz
en cada parpadeo.
Estreno carne fresca.
Les desato los puños a la tierra,
a la pólvora,
al fuego.
Asumo la impaciencia de la espiga.
A veces.
Sólo a veces.
Cuando me enamoro.
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