martes, 29 de septiembre de 2009

PLAYA


PLAYA


 La danza circular de las libélulas

sobre la arena ardiente

augura una tormenta.


La playa borracha de verano

tiene la piel dorada.


Y allí está el mar, el mar,

como una cuna formidable

donde mece la mano de Dios Padre

una infinita variedad de criaturas

no ultrajadas jamás por vista humana.



Percibo lo que fue y se desdibuja,

lo que ha barrido el tiempo:

los rostros vivos de las altas piedras,

el mana* de los ojos poderosos.

Y recuerdo el futuro:

una playa desierta,

los perfiles de roca ausentes con aviso,

la luna revolcándose en la arena,

quizás algunos pájaros nocturnos.



Tendida en la estridencia del silencio

me prolongo hacia la tormenta inminente

y sueño huir con las gaviotas.



*Poder sobrenatural que animaba el funcionamiento de las actividades de la isla.



Fotografía: Playa Anakena, Rapa Nui  

Del poemario "Ojos que miran al cielo", Ediciones Amaru, 2007

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