martes, 7 de octubre de 2008

SIN DECIR Y EN CÍRCULOS


SIN DECIR Y EN CÍRCULOS



Claro.

Lo esencial es indecible.

Lo esencial nos arranca el abecedario.

No se puede tantear la palabra.

El espinazo del alma no se explica.

Está hecho de silencio.



Podemos apuntar el sexo corrosivo,

la saliva jadeante,

el amor como una bestia hiriente.

O redentora.

Podemos adherirnos al viento

y agitar lo que somos.

Encerrarnos en una jaula azul

para que el dolor no nos toque.

Atragantarnos con bilis, también,

tan fuera de la jaula.

Pájaros con náuseas,

que no son para nadie.

¿Quién querría hacerse cargo

de un animal lisiado?



Podemos hacer esto o aquello.

Desnudarnos o tomar el té.

Pero seguimos sin decir.

Muñecos de trapo con la boca cosida.

Muñecos de trapo entumecidos.



Esto no sale por la voz.



Nonata y recién nacida

escribo la muerte en círculos.

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