TANGATA MANU,
HOMBRE PÁJARO
En la primavera incipiente
cada exponente del vigor
masculino
llevaba a cabo la grandiosa
prueba.
Se reiniciaba el ciclo,
la búsqueda de un rey para la
isla,
la búsqueda del pájaro y el
hombre
unificados en la gloria.
Los jóvenes cumplían el
ritual
representando al anciano de
su tribu:
desafiar el cruento
acantilado,
su vertical abismo;
hacerse al mar con rítmicas
brazadas
derrotando a la ola;
llegar al fabuloso islote
donde el pájaro
-el regio manutara*-
depositaba aquel huevo
primero
que haría monarca a quien lo
poseyera
y regresar a la isla con la
fausta nidada.
El mancebo triunfante
convertía al anciano de su
casta
en rey y en hombre pájaro,
gobernador de sinos.
La piel blanca de la virgen
más hermosa
coronaba su hazaña.
Cuando un año entero
transcurría
y una incipiente primavera
dulcificaba el aire,
todo recomenzaba:
un nuevo joven gestaba la
proeza,
un nuevo pájaro regía los
destinos,
una nueva doncella albergaba
en su piel
el descanso del héroe
y cada noche
soñaba
que sus brazos eran alas.
*Nombre dado tanto al
gaviotín apizarrado como al gaviotín pascuense.
Arte: María Ignacia Jutronic
No hay comentarios.:
Publicar un comentario