REDESCUBRIENDO
A PABLO
“Entre nosotros dos la poesía
se toca como piel celeste,
y contigo me gusta recoger un racimo,
este pámpano, aquella raíz de las tinieblas”.
Pablo Neruda
Me enamoré de Pablo.
Comenzó nuestra historia
-mi historia, que lo incluye
como el puerto a la ola-
en mis noches primeras de adolescente trágica.
Con los versos más tristes escritos por su pluma
matizaba mi ocaso vestido con el hábito
pesado del silencio.
Y yo, que era la misma de entonces y de siempre,
y quizás no entendía,
tiritaba desnuda con los astros azules.
Cuántos años pasaron;
cuántos versos leídos con ardor, con vehemencia,
refutados o amados.
Cuántos hombres de letras destripados sin culpa
en la aséptica mesa de las disertaciones.
“Entre nosotros dos la poesía
se toca como piel celeste,
y contigo me gusta recoger un racimo,
este pámpano, aquella raíz de las tinieblas”.
Pablo Neruda
Me enamoré de Pablo.
Comenzó nuestra historia
-mi historia, que lo incluye
como el puerto a la ola-
en mis noches primeras de adolescente trágica.
Con los versos más tristes escritos por su pluma
matizaba mi ocaso vestido con el hábito
pesado del silencio.
Y yo, que era la misma de entonces y de siempre,
y quizás no entendía,
tiritaba desnuda con los astros azules.
Cuántos años pasaron;
cuántos versos leídos con ardor, con vehemencia,
refutados o amados.
Cuántos hombres de letras destripados sin culpa
en la aséptica mesa de las disertaciones.
Me codeé con juglares mejores y peores
hasta olvidar a Pablo.
Hasta olvidarlo casi.
Con la paciencia inmóvil del muerto que persiste,
del amante negado, del obrero excluido,
esperaba el poeta.
Y cuando fui madura como el trigo y la uva
arrojó a mi regazo una rosa distinta
-la Rosa Separada ,
la Reina del
Océano-.
Y yo, que ya no soy
la misma que era entonces
y que por fin comprendo,
redescubrí gozosa su verso indestructible,
su florida palabra.
Y hoy camino tomada de su mano celeste
por la isla lejana
y siento que esta noche de hoy es esa misma
que blanqueaba los árboles
silentes del pasado,
porque así,
libertados del tiempo y del espacio
son los grandes amores.
hasta olvidar a Pablo.
Hasta olvidarlo casi.
Con la paciencia inmóvil del muerto que persiste,
del amante negado, del obrero excluido,
esperaba el poeta.
Y cuando fui madura como el trigo y la uva
arrojó a mi regazo una rosa distinta
-
Y yo, que ya no soy
la misma que era entonces
y que por fin comprendo,
redescubrí gozosa su verso indestructible,
su florida palabra.
Y hoy camino tomada de su mano celeste
por la isla lejana
y siento que esta noche de hoy es esa misma
que blanqueaba los árboles
silentes del pasado,
porque así,
libertados del tiempo y del espacio
son los grandes amores.
Arte: Catrin Welz - Stein
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