miércoles, 20 de diciembre de 2023

FIN DE ETAPA


 FIN DE ETAPA


“…y también perdida la muchacha, a los cuarenta ya es solamente una manera de llorar dentro de una palabra.”
Julio Cortázar



La primera vez que me desnudé frente al espejo

tenía doce años.

Mis pechos levitaban

y mi ombligo era

una flor levemente rosada

que marcaba el camino hacia constelaciones de saliva,

nidos de vértigo,

quemaduras ciegas

como cachorros recién nacidos.



La primera vez que busqué la palabra mujer en el diccionario

tenía doce años.

Y ahí estaba yo,

desnuda frente al espejo,

germinada,

deletreando la vida con los muslos.

El agua devenida en vino

me erigía

en rehén del milagro.



Hoy el vino es agua nuevamente

y me acordonan

los fantasmas del viento.

Me reconozco como un árbol sin hojas:

el memorándum perfecto del otoño.

Y pregunto lo mismo

que preguntó mi madre,

que preguntó la madre de mi madre,

que preguntaron todas

(reinas, mendigas, Julietas que no tuvieron la delicadeza de morirse):

¿Cómo asumir esta diáspora sombría

de golondrinas rojas?

¿Cómo aceptar abril y sus misterios,

su silencio de peces que abandonan

el río absoluto de mis piernas?



La última vez que me desnudé frente al espejo

tenía cuarenta y seis años.

Me sentí un mar ausente,

la piel susurrada por caracoles lejanos.

Supe que me tocaba

armar mi rompecabezas sin la sangre.

Y sonreír, sonreír, sonreír.

Como si no hubiera perdido todavía

la esperanza de reencontrarme con la primavera.







Arte: "Amor", Christian Schloe

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