ASSIA
Sylvia está muerta
“Sylvia
está creciendo en él, enorme y espléndida. Yo me encojo cada día, mordisqueada
por ambos. Me comen”.
Assia
Wevill (1927 – 1969)
Sylvia está muerta y yo soy una diablesa
sentada en sus sillones.
Toco las cabezas de sus hijos
con mis uñas pintadas de naranja.
Toco la boca de su esposo
con mi vulva espesa y ardiente.
Sylvia está muerta y yo soy una bruja.
En un bosque ruso hay un caldero donde
bullen
mis fetos abortados.
Sylvia está muerta pero a veces
entra en la habitación
cuando Ted y yo estamos desnudos.
Entra con ese aire a cadáver que detesto.
Yo me tapo la boca, me tapo el sexo,
me tapo el cielo.
Entra con la excusa de recoger unos poemas
que dejó olvidados en nuestra desnudez.
A veces se queda toda la noche.
Sylvia está muerta pero soy yo
la que empieza a pudrirse.
Ella crece entre las piernas de mi/su
hombre.
Yo me encojo
como un conejo asustado.
Ted me dice que se va,
pero Sylvia se queda.
Gira la perilla del gas,
abre la puerta de horno.
Es ella la que arrastra la cama hasta la
cocina,
la que acuesta a mi hijita en ese bote de
naufragio.
La que me prepara el vaso de whisky,
las pastillas.
Sabe que su saco de viuda de amor
me queda grande.
Sylvia está muerta y yo también estoy
muerta.
Ahora estamos a mano, pero no.
Ella sigue creciendo,
un largo poema rubio convertido en
tragedia.
Yo me encojo.
Me encojo.
Puta, amante, nada.
Arte: "Assia Wevill", Pilar Bonet
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