viernes, 2 de febrero de 2018

LA SIRENITA


LA SIRENITA

Una cárcel

“Las cárceles se arrastran por la humedad del mundo.”
Miguel Hernández



 El mar era una cárcel

y el amor
rompió todos los cerrojos del agua.
La voz,
tan líquida como los peces
que le lavaban la boca,
se escurrió entre las piernas nuevas.

Con nudos en la lengua,
con los labios detenidos
en la silueta inasible del beso,
caminando espejos rotos
y estrellas de cinco aguijones,
caminando arañas de cristal
y eclipses de sangre,
ella fue un brote de silencio
en la garganta de un mundo
que también la vistió de candados. 

La tierra era una cárcel
y el amor
extravió la ruta de las llaves.
Ella no tuvo tiempo para aprender
la curva migratoria de los pájaros.
Dibujó en sus ojos las coordenadas del llanto
y se deshizo en la muerte,
fugaz,
como un pequeño escalofrío de espuma. 


Arte: "Die kleine Meerjungfrau", Wanda Zeigner-Ebel 

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