MANIFIESTO DE INFANCIA
Cuando yo era chica y no podía ver el mar
me acostaba boca arriba en el pasto
y miraba el cielo.
Imaginaba que el cielo era el mar
y las nubes eran olas,
y con eso bastaba.
Bastaban un cuenco vacío,
unas hebras de pasto abandonadas,
una caja de pinturitas nueva
y un libro de tapas amarillas de la colección Robin Hood
para saber
que los Reyes habían pasado.
(los chicos del barrio salían a la vereda
con sus juguetes de estreno
y yo me sentaba a leer en el jardín
y era Jo March,
porque fui Jo March mucho antes
de ser Anna Karénina y Lady Chatterley,
y a veces me pregunto por qué no seguí siendo Jo
si era mucho más fácil).
Cuando yo era chica
bastaba invocar a San Marcos
(rey de los charcos)
para tener la certeza
de que vendría la lluvia.
Bastaba invocar a San Roque
(que ese perro no me toque)
para salvarse de cualquier mordedura.
Bastaba hacer un nudo en un pañuelo
para que Poncio Pilato cola de gato
hiciera lo que tenía que hacer:
que ganara Boca,
que faltara la maestra,
que las vacaciones de verano no terminaran nunca.
Cuando yo era chica también tenía miedo, claro.
Era Raquel Welch en “Hace un millón de años”,
señorita de las cavernas depiladísima y con un peinado a gogó,
y un pajarraco prehistórico me atrapaba con su pico feroz
(por eso cuando miraba el cielo e imaginaba el mar
temblaba un poco:
“¿Y si ahora, si justo ahora,
aparece un pterodáctilo?”).
Tenía miedo de los esqueletos, los cocodrilos,
el Viejo de la Bolsa, el Fantasma Benito.
Cuando yo era chica
abrazaba a una muñeca negra con un vestido a lunares
que se parecía un poco a mí
y vendía empanadas cada 25 de mayo
(y esperaba que la revolución llegara de verdad
y pusieran a las rubias a vender empanadas,
y pudiera debutar ¡por fin! como dama antigua).
Cuando yo era chica me dormía
sin contar ovejas, sin contar amantes, sin contar pastillas.
Y no escribía poemas.
No escribía poemas.
¿No es maravilloso?
Arte: Evelina Oliveira
Del poemario "Pretty in pink" (2016)
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