ELLA TENÍA
RAZÓN
Es tarde
y tu olor no llega.
Tu olor no viene nunca.
No vuelve.
No consigo lidiar
con las verdades húmedas,
con los pájaros rotos
(los veo entrar y salir
en tu silencio,
altos como la muerte,
quebradizos
como las cosas que jamás suceden.
Y no sé
qué hice con las palabras).
Me reinstalo
en
el golpe de lluvia,
en el adiós escaso.
Tu cuerpo no es
y yo no puedo.
Ella tenía razón
cuando decía
que lo peor de todo
era el atardecer.
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