SIX FEET UNDER
Una gota de piel
se interroga
en el borde de los cuerpos sin lucha.
Ella no soporta el roce de las sábanas
pero intenta
que él se abra a su desorden.
De eso no se habla.
Ellos son de esas personas que niegan las pequeñas muertes.
Ella rompió una caja.
Rompió tantas cosas.
Algo se le rompió adentro.
Sabe que él quiere golpearla.
Pero ése no es el trato.
Ellos son de esas personas que no hablan con extraños.
Aprietan nudos.
Esa es la vida que eligieron.
Él va a dejarla llorar.
Hasta que se aburra.
O hasta que se duerma.
Ellos son de esas personas que desconfían del crepúsculo.
A ella
todos los poemas de amor le parecen innecesarios.
Sigue insistiendo en ser una en el espejo.
Pero se repite.
Un montón de carne pálida que tiembla.
Estirando el hambre.
Ya no sabe cuál fue el trato.
Ellos son de esas personas que cenan a las 8:30.
Y después hacen los deberes.
Una gota de piel
se interroga
en el borde de los cuerpos sin lucha.
Ella no soporta el roce de las sábanas
pero intenta
que él se abra a su desorden.
De eso no se habla.
Ellos son de esas personas que niegan las pequeñas muertes.
Ella rompió una caja.
Rompió tantas cosas.
Algo se le rompió adentro.
Sabe que él quiere golpearla.
Pero ése no es el trato.
Ellos son de esas personas que no hablan con extraños.
Aprietan nudos.
Esa es la vida que eligieron.
Él va a dejarla llorar.
Hasta que se aburra.
O hasta que se duerma.
Ellos son de esas personas que desconfían del crepúsculo.
A ella
todos los poemas de amor le parecen innecesarios.
Sigue insistiendo en ser una en el espejo.
Pero se repite.
Un montón de carne pálida que tiembla.
Estirando el hambre.
Ya no sabe cuál fue el trato.
Ellos son de esas personas que cenan a las 8:30.
Y después hacen los deberes.
Arte: Daria Palotti
Del poemario "La
antigua enfermedad del otoño", Ediciones de la Iguana, 2011
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